Merritt la estudió desde el banco. Pequeña, pelo oscuro como el hollín, ojos demasiado viejos para su edad. Frágil, sí, pero anclada. «Sra. Cooper», dijo finalmente, «por favor, explique por qué el perro de su cliente parece estar declarando antes de que su testigo pueda hablar»
La abogada defensora se levantó con calma, alisándose la manga mientras la sala se acomodaba. «Scout no es sólo una mascota, señoría», dijo. «Es un perro certificado de rescate y apoyo emocional. El niño confía en él para comunicarse» Su voz transmitía seguridad, aunque Merritt percibió un destello de nerviosismo.