Los cumplidos llegaban acompañados de ajustes. «Bonito vestido. Ese tono tiene gracia» Un instante después, le siguió: «Barbilla un poco más baja, las fotos salen mejor» Evelyn obedeció, como se hace en las fotos de grupo para mantener la paz. Los hombros de Aaron se relajaron al ver el alivio que mostraba su sentimiento de gratitud.
El tamaño de los bocados era moderado, la sal se pasaba en sentido contrario a las agujas del reloj y los tenedores descansaban en ángulos precisos. Nada de aquello parecía cruel, pero todo era vinculante. Evelyn pensó en los cinturones de seguridad que se tensan incluso cuando no te has estrellado, la suave sujeción de un sistema convencido de que te está salvando de ti mismo.