El novio le exige que se duche dos veces al día – No tiene sentido hasta que conoce a su madre

Aquella noche, Evelyn soñó con espejos en su propio pasillo. Se miraba en uno. Luego otro, espejo del primero, pulía suavemente su aspecto, que era corregido aún más por otro. Pasaba de un espejo a otro, aparentemente en busca de mejorar su aspecto, hasta que no pudo reconocer a la mujer del último.

Sentada a la mesa, le vio imprimir nuevas copias del PROTOCOLO DE ENTRADA «por si perdíamos alguna» Él silbaba, contento, amándola en el único lenguaje del amor que conocía. Evelyn trazó una casilla con el dedo y se preguntó en qué momento el amor se había convertido en una cola que no se podía saltar.