Un barco abandonado se acerca a un pueblo y los lugareños palidecen al ver su contenido

El hombre se balanceó, agarrándose al borde de la consola para mantener el equilibrio. De cerca, Elias pudo verle la cara: las mejillas hundidas, los ojos inyectados en sangre, la barba incipiente. «Yo… no creía que fuera a venir nadie», espetó. «Me llamo Callen… Se suponía que no tenía que estar aquí. Vine de polizón. Un día me desperté y el barco estaba abandonado a la deriva»

Un relámpago volvió a iluminar la habitación, y la mirada de Elias se desvió hacia el brazo del hombre. Estaba envuelto en una venda sucia, manchada de oscuro. La mente de Elías se agitó. ¿Toda una tripulación desaparecida sin dejar rastro? ¿Por qué iban a abandonar los marineros un barco de este tamaño? ¿Piratas? ¿Contrabandistas?