Un barco abandonado se acerca a un pueblo y los lugareños palidecen al ver su contenido

Ajustó el rollo de cuerda sobre su hombro, con el corazón latiéndole con fuerza cuando vio el esquife. Allí estaba, balanceándose ligeramente en el agua, pequeño pero robusto. Su salida. Su camino hacia la verdad. Elías miró hacia atrás una vez, asegurándose de que el puerto estaba despejado, antes de pisar las piedras y desatar el cabo.

La cuerda se soltó con un suave chapoteo y el esquife se balanceó cuando subió a bordo. La policía podía haber bloqueado los muelles, pero no el mar. Cuando Elias llegó al bote, el cielo se había oscurecido. Lo que había sido una mañana tranquila estaba cambiando, las nubes se acercaban desde el horizonte como un lento ejército.