Cuando Gabby alargó la mano para acariciarlo, él dio un respingo, no alejándose de ella, sino acercándose a la puerta. Le temblaba todo el cuerpo mientras apoyaba la cara en la costura, respirando con dificultad, como si intentara captar el olor de Juniper en la corriente de aire. Y entonces, sólo una vez, aulló. Un sonido largo y lastimero que hizo que Gabby se quedara inmóvil. No era ruido. Era dolor. Y la destrozó
No sabía qué hacer. Su corazón latía con pavor, el pánico nublaba su lógica. Josh parecía tan normal. Tan amable. Juno había dejado de lloriquear de cansancio, pero aún no estaba dormido. Estaba escuchando. Esperando. De repente, Gabby sintió ganas de llorar a su lado.