Cuando se cumplieron las dos horas, Gabby se levantó y fue a la recepción. Sacó el expediente de Josh del cajón y marcó el número que aparecía. La llamada sonó y se cortó. «El número que ha marcado no está localizable» Se le revolvió el estómago. Volvió a marcar. Mismo resultado. El número de reserva estaba desconectado.
Dio vueltas. Comprobó la calle. Volvió a intentarlo. Seguía ilocalizable. Volvió junto a Juno, que ahora estaba acurrucado en un rincón, pero alerta, con las orejas levantadas y el cuerpo tembloroso. Gabby se sentó a su lado, con la mano apoyada en su costado. «Quizá esté atrapado en un atasco», susurró, pero las palabras le supieron a polvo.