«Es nuestro sistema de alerta temprana», bromeó una, pero nadie se rió de verdad. Ya no era divertido; era extraño. Maya empezó a registrar cada incidente por tiempo, el estado de Lily y el comportamiento de Milo.
Página tras página llenaban su pequeño cuaderno: 11:15: Milo está inquieto. 2:40 p.m. – Lily se desmayó. Los registros eran ordenados pero inquietantes. Cuantos más datos recogía, menos podía explicarlos. Todo era desconcertante. Maya esperaba descubrir la conexión algún día.