Un perro de un refugio no dejaba de mirar a una niña que lloraba en el hospital, y una enfermera fue testigo de un milagro

Por la noche, cuando la sala se calmaba, leía sus notas una y otra vez, buscando la lógica. Pero la lógica había dejado de encajar en la historia hacía días. No dejaba de pensar en su primer encuentro y seguía preguntándose por qué Milo había elegido a Lily.

Por fin, una tarde, incapaz de soportar el suspense por más tiempo, llamó al refugio, esperando respuestas. Quería obtener información sobre Milo. «Quiero saber cómo es», dijo. «¿Dónde lo recogieron?»