Una mujer encuentra a su perro en el patio trasero, ¡y lo que ocurrió a continuación le hizo llorar!

La hostilidad en los ojos del animal era inconfundible: una mirada feroz e inflexible que le produjo un escalofrío. El pulso de Maya se aceleró, un agudo recordatorio de lo vulnerable que era en aquel momento. No podía correr el riesgo de salir herida.

Maya dio un paso atrás, con el corazón latiéndole con fuerza, sintiendo el agudo mordisco del miedo. Dudó, el instinto de ayudar chocaba con el peligro evidente y presente. Se dio la vuelta y volvió a entrar, con la respiración agitada.