En 1997 tuvo septillizos, luego su marido la abandonó, vea cómo lucen 26 años después

Las ruedas tocaron tierra en Nueva York y Vincent apenas notó el aterrizaje. Su mente iba a mil por hora. De todos sus hijos, Jules parecía la más amable, el tipo que escuchaba. Una enfermera, empática, constante. Si alguien podía darle una oportunidad, Vincent esperaba que fuera el hijo que curaba a los demás.

Se dirigió al hospital donde trabajaba Jules con las palmas de las manos sudorosas y el estómago revuelto. En el hospital, Vincent no mencionó quién era. Sólo que era un viejo amigo que quería hablar con Jules McIntyre. La recepcionista asintió y le pidió que esperara. Vincent se sentó, agarrando su abrigo, tratando de calmar el ritmo en su pecho que se sentía demasiado fuerte, demasiado rápido.