En 1997 tuvo septillizos, luego su marido la abandonó, vea cómo lucen 26 años después

En el vuelo a Nueva York, Vincent apenas despegó los dedos del teléfono. Hizo clic en cada perfil una y otra vez, leyendo los pies de foto, anotando los cumpleaños, los cargos, las ciudades. Su plan era sencillo: encontrar el corazón más blando, el objetivo más fácil. Uno de ellos tenía que importarle. Uno de ellos tenía que quebrarse.

Hizo una carpeta en su aplicación de notas, enumerando nombres, trabajos, fragmentos de publicaciones. Estaba perfilando a sus propios hijos como si fueran extraños en la calle. Pero eso es lo que eran, ¿no? Extraños. Sólo que ahora, estos extraños tenían el poder de salvar su vida o dejar que se pudriera.