En 1997 tuvo septillizos, luego su marido la abandonó, vea cómo lucen 26 años después

Tenía un aspecto diferente cuando entró: la cara manchada, el rímel corrido. «¿Tienes fuego?», preguntó, levantando su paquete medio vacío. Luego, titubeando: «¿Quieres venir conmigo?» Se quedaron fuera, apoyados en la persiana metálica, el zumbido de la calle se atenuaba mientras ella exhalaba su angustia en el aire que los separaba.

Aquella noche se lo contó todo: que acababa de perder su papel en una obra de Broadway, que había sentido como si años de audiciones y de trabajar de camarera se hubieran derrumbado en un instante. Vincent, que nunca había soñado más allá del mañana, se sintió conmovido. Su angustia era fuerte. Su esperanza, aún más fuerte. Y le abrió los ojos.