El primer tirón no produjo más que una tos seca. Ethan volvió a tirar con más fuerza. El motor chisporroteó, se detuvo y luego rugió con un gruñido bajo y desigual. La vibración onduló por todo el barco. «No vamos a quedarnos quietos», dijo Ethan con firmeza. «No si se están acercando» Liam entró en pánico: «Pero dijiste que la Guardia Costera iba a…»
Ethan le cortó, haciendo girar el acelerador. «No llegarán a tiempo. O nos movemos ahora o no nos movemos» El barco avanzó tembloroso con la fuerza del motor y se alejó lentamente de la isla. El viento tiraba inútilmente de la vela desgarrada sobre ellos, la lona ondeando como una bandera de rendición. Liam se agarró a la barandilla, observando cómo se agrandaban las formas oscuras en la distancia.