Un cachorro bloquea el ferrocarril, pero la verdadera razón por la que no puede moverse rompe el corazón de todos

Los hombres vacilaron, con el sudor manchándoles la cara bajo el sol del mediodía. Uno de ellos se enderezó, jadeante. «Sólo lo estamos asustando más», dijo. «Quizá tengamos que cambiar de táctica» Ethan miró a su alrededor con impotencia. Algunos pasajeros habían salido de los vagones para observar, murmurando entre ellos. Alguien sostenía un teléfono, grabando. Todo el andén bullía de energía inquieta.

«¿Alguien tiene comida?» Preguntó Ethan de repente. «¿Algo que pueda servir?» Un hombre cerca de los bancos levantó la mano. «Mi almuerzo», dijo, levantando una bolsa de papel. «Perfecto. Tráigala aquí» Ethan arrancó un trozo de pan y se agachó, tendiéndoselo. «Eh, colega… mira aquí. ¿Ves esto? Vamos» Su voz era suave, persuasiva, esperanzadora.