Los recintos se modernizaron con mejores materiales y dispositivos de seguridad, y se enriquecieron con diversos estímulos para mantener a los animales ocupados y mentalmente estimulados. Se incorporaron elementos naturalistas como árboles, rocas y fuentes de agua para que los animales pudieran expresar sus comportamientos naturales.
La formación del personal del zoo fue otro componente esencial de las reformas. Todo el personal, desde los cuidadores hasta el personal administrativo, se sometió a rigurosos programas de formación centrados en el comportamiento animal, el bienestar y la respuesta a emergencias.