Un profesor jubilado se cansa de que la gente use su piscina sin consentimiento, así que decide darles una lección

Arthur mantuvo la voz tranquila, casi informal. «Quería avisarles de que voy a limpiar la piscina. El agua se ha ensuciado. Apagaré la bomba durante un tiempo y utilizaré productos químicos más fuertes para equilibrarla»

«Si no eras tú quien usaba la piscina, no es asunto tuyo, pero pensé que debía avisarte» El marido puso los ojos en blanco. «¿Por qué nos cuentas esto?» Arthur se aclaró la garganta. «Porque si alguien decidiera usar la piscina, después no sería seguro para él»