Los agentes aseguraron a Jason que le mantendrían informado de los avances de la investigación. Cuando se marcharon, Jason se quedó allí, asimilándolo todo. El sol de la mañana brillaba a través de las ventanas, proyectando largas sombras sobre la habitación. En ese momento, Jason sintió una profunda conexión con su padre, un sentimiento compartido de justicia y determinación.
Se dio cuenta de que el legado de su padre no sólo consistía en las lecciones de vida que le había enseñado, sino también en la búsqueda de la verdad y la justicia. La investigación sobre la servilleta y la dirección a la que conducía se convirtió en un caso de alta prioridad para la policía. Era una carrera contrarreloj, ya que la persona desaparecida llevaba mucho tiempo sin aparecer, y cada momento importaba. Jason, aunque no participaba directamente en la investigación, seguía de cerca las novedades, con el corazón oprimido por la esperanza y la ansiedad.