Sorprendentes imágenes reveladas: Una mujer graba en secreto una parada policial

«Soy profesora de historia», empezó Jenny, con voz firme pero teñida de ansiedad. «Son sólo réplicas que uso para mis clases» Expuso su explicación, tratando de transmitir la inocencia de sus intenciones. Pero a medida que hablaba, notaba cómo crecía su incredulidad. Sus expresiones permanecían inmutables, inflexibles, como si sus palabras flotaran en el aire, sin ser escuchadas.

El otro oficial, un joven de mirada penetrante, se inclinó hacia delante. «¿Y espera que creamos que no son los objetos robados del museo?», preguntó, con un tono que sugería que la pregunta era retórica. A Jenny se le encogió el corazón. Era como hablarle a una pared. La desesperación se apoderó de su voz. «Por favor, tiene que creerme. No he hecho nada malo»