Justo cuando Jenny estaba a punto de defenderse, el agente intervino con tono acusador. Sus ojos se entrecerraron, reflejando una mezcla de sospecha y certeza. «Así que las has robado, ¿no?», afirmó con voz dura e inflexible. «Parecen lo bastante reales como para ser valiosas. No me digas que te dedicas al contrabando» Su mirada se clavó en ella, como si tratara de desenterrar secretos que ella no poseía.
Jenny se quedó boquiabierta. La situación había vuelto a empeorar. No sólo era innecesariamente agresivo, sino que ahora intentaba inculparla como delincuente. Su mente se puso a trabajar a toda velocidad, tratando de encontrar la manera de calmar la situación. La grabación de su teléfono seguía en marcha, pero sabía que tenía que actuar con cautela.