Cada segundo se le hacía más largo, cada movimiento se amplificaba en su estado de alerta. Se dio cuenta más que nunca de la importancia de su grabación encubierta. Ya no se trataba sólo de ella, sino de preservar la verdad del encuentro, revelara lo que revelara.
Jenny se pasó la lengua por los labios resecos y el sabor amargo del café que había tomado antes se agrió por el miedo mientras permanecía de pie junto al maletero de su coche bajo la mirada ardiente del agente. Respiró hondo y se preparó para lo que estaba a punto de ocurrir cuando el maletero se abriera. Jenny se preparó y miró nerviosa dentro del maletero.