Uno de los agentes corrió al lado de Nolan y cortó las cuerdas con un movimiento rápido. Otro acunó al tembloroso cachorro, alejándolo del caos. Un puñado de agentes se concentró en la madre osa atrapada, levantando con cuidado la pesada red que la inmovilizaba.
Una vez libre, la madre osa se encabritó, soltando un gruñido gutural que sacudió los nervios de Nolan. Pero sus ojos encontraron a su osezno y se acercó a él para olfatearlo y empujarlo suavemente. Las piernas de Nolan casi se doblaron de alivio al verlos juntos.