De pie en la cubierta, Ethan vio aparecer en el horizonte los primeros rayos del guardacostas, que atravesaban los tonos dorados del sol poniente. A medida que la embarcación de la Guardia Costera se acercaba, una profunda sensación de alivio se extendió por todos los que estaban a bordo.
La visión de la embarcación que se acercaba era un faro de esperanza que indicaba el final de su calvario. Ethan se preparó para transferir el control de la situación a las autoridades, sintiendo cómo el inmenso peso de la responsabilidad se iba desprendiendo poco a poco de sus hombros.