Volvió a la sala de control y tomó precauciones adicionales para bloquear todos los dispositivos de comunicación y asegurarse de que Abir no se enterara de su éxito y desbaratara sus planes. Mirando las pantallas de vigilancia, Ethan observó a Abir y al resto de su tripulación moviéndose por los pasillos del yate con creciente frustración.
Los ojos experimentados y la presencia dominante de Abir lo convertían en un adversario formidable. Ethan decidió que había llegado el momento de enfrentarse a él directamente. En un movimiento audaz y arriesgado, Ethan se puso el uniforme de capitán, con la esperanza de usar el disfraz para atraer a Abir a una trampa.