Un hombre fotografía a su mujer embarazada a bordo de un yate y ve algo irreal al fondo.

Tomó algunas fotos informales: Catherine sentada en un banco, metiendo los pies en el agua, apartándose un mechón de pelo de la cara. Luego posó cerca de la barandilla, con una mano en el vientre y la otra en la madera pulida.

John se movía a su alrededor, dando indicaciones en voz baja y sacando fotos en ráfagas cortas. Al cabo de unos minutos, la sonrisa de Catherine se convirtió en una mueca. «Ya basta», dijo, bajándose el sombrero.