El yate gimió y dejó de moverse. El agua alrededor del barco se volvió turbia. John cortó el acelerador y dio marcha atrás. La hélice se agitó, pero no pasó nada. «¿Estamos atascados? Preguntó Catherine. Una contracción le cruzó la cara.
«No muy lejos, pero sí, necesitamos ayuda» Cogió la radio: nada más que estática. Su teléfono tenía una barra, que se cayó cuando trató de hacer una llamada. «Bengala», murmuró. Abrió el kit de emergencia, cogió el bote rojo y tiró del cable.