Por encima de él, la aleta de la ballena temblaba. El agua zumbaba con un sonido grave, tal vez un gemido, un grito o una advertencia. John trabajó más rápido. En su mente, escuchaba todos los programas de vida salvaje que describían a las orcas como depredadores ápice: rápidas, inteligentes, mortales.
Si gira, estás acabado. Clavó el cuchillo por última vez. El último trozo de red se rompió. De repente, la orca se movió, girando su cuerpo con un fuerte balanceo. Su alta aleta dorsal golpeó la superficie, empapando a John. Se sobresaltó y se protegió la cara.