Un hombre fotografía a su mujer embarazada a bordo de un yate y ve algo irreal al fondo.

Sabía que debían llamar a la Guardia Costera. También sabía lo peligrosas que podían ser las orcas. Pero ahora no le guiaba la razón, sino otra cosa. Tal vez porque Catherine estaba embarazada.

Tal vez era la idea de algo indefenso atrapado e incapaz de moverse. No podía ignorarlo. «En el peor de los casos, entra en pánico y me rompe algunas costillas», murmuró. Imaginó titulares: Futuro padre muerto intentando salvar a una ballena.