Esa misma tarde, después de desempaquetar las últimas cosas, James salió a la calle con la esperanza de encontrar chicos de su edad. No iba a pasar las vacaciones de verano en una ciudad nueva sin hacer amigos. El parque estaba cerca y esperaba encontrar a alguien con quien relacionarse.
El parque estaba lleno de risas y de frisbees volando por el aire. James observó a un grupo de niños jugando, con el corazón acelerado. Respiró hondo y se acercó a ellos para presentarse. «Hola, soy James. Me acabo de mudar aquí. ¿Os importa si me uno?»