Su mente buscaba un plan. No podía quedarse de brazos cruzados. Se acercaban al pasillo y Nathan se puso en marcha. Arrancó el coche y se dirigió a toda velocidad hacia la salida, con el corazón acelerado mientras lo aparcaba horizontalmente para bloquear la puerta.
Una vez bloqueada la salida, el pánico se apoderó de Nathan. No tuvo tiempo de pensar, el instinto se apoderó de él. No podía enfrentarse a las tres figuras él solo. Su corazón martilleaba en su pecho mientras intentaba averiguar qué hacer a continuación. El único pensamiento que tenía sentido era pedir ayuda.