Un enfermero decidió instalar una cámara oculta en el depósito de cadáveres. Lo Que Vio Le Dejó Sin Palabras

Cada músculo de su cuerpo le gritaba que se moviera, que hiciera algo, lo que fuera, pero no podía. Le temblaban los dedos al coger el teléfono; su mente le pedía a gritos que pidiera ayuda, pero su cuerpo se negaba a obedecer. Estaba congelado, completamente paralizado por la visión que tenía ante sí. No podía apartar la mirada.

Los movimientos de las figuras eran lentos y precisos, pero cada vez que se movían o se arrastraban, a Nathan se le retorcía el estómago. El miedo que sentía no era sólo físico: le aterrorizaba la imposibilidad. Veía cosas que no podían ser reales y, sin embargo, todo en las figuras gritaba que lo eran.