Una enfermera adopta a un bebé abandonado que nadie quería. 18 años después, llora al descubrir por fin por qué

Entonces sonó el teléfono. El número no le resultaba familiar, pero la voz al otro lado le hizo caer el estómago en picado: el servicio de pruebas de ADN. Le explicaron que los padres biológicos de Emily habían recibido una notificación de coincidencia. Querían permiso para ponerse en contacto con ellos. Clara agarró el auricular con tanta fuerza que le palidecieron los nudillos. Ganó tiempo y murmuró que necesitaba pensar.

Esa noche decidió que primero se reuniría con los padres, sin Emily. Si podía calibrar sus intenciones, tal vez podría proteger a su hija un poco más. Dio su dirección al servicio y acordó reunirse con ellos mientras Emily estaba en el colegio. Se dijo a sí misma que estaba siendo cauta, cuidadosa. Un escudo entre Emily y el pasado.