Cada detalle le parecía frágil, como un cristal que pudiera romperse en sus manos. Durante la cena, Emily habló cada vez más del examen. «¿Y si descubro que soy en parte italiana? O quizá haya algo salvaje en mi árbol genealógico, como la realeza. ¿No sería una locura?» Sus ojos brillaban, llenos de curiosidad.
Cada palabra calaba más hondo. A Clara le parecía que Emily buscaba algo que ella no había sido capaz de dar. La emoción de su hija le pareció un insulto, aunque sabía que no era justo. Forzó los labios para esbozar una sonrisa y asintió como si compartiera el asombro. Por dentro, le ardía el pecho.