Una enfermera adopta a un bebé abandonado que nadie quería. 18 años después, llora al descubrir por fin por qué

Por primera vez en años, Clara no rezó pidiendo fuerza o paciencia, sino silencio, para que el pasado permaneciera enterrado, para que los resultados no llegaran nunca. Tres días más tarde llegó un sobre blanco, con un logotipo limpio y sencillo. Clara lo abrió en la encimera de la cocina, con el corazón martilleándole, sólo para encontrar una amable nota: «Gracias por elegir nuestro servicio.

Sus resultados llegarán en el plazo de una semana. Exhaló temblorosamente, con el alivio y el miedo enredados en un nudo. Aquella tarde, Emily se apoyó en la puerta con los brazos cruzados, fingiendo impaciencia. «¿Todavía nada?», preguntó. Clara dobló la carta rápidamente y la metió debajo de un montón de correo sin abrir. Forzó un tono ligero.