Una enfermera adopta a un bebé abandonado que nadie quería. 18 años después, llora al descubrir por fin por qué

Las lágrimas de Clara se derramaron libremente aquella noche, el alivio se mezclaba con el temor. Porque mientras Emily hablaba de su amor, un nuevo silencio se instalaba entre ellas, un silencio lleno de preguntas. Por primera vez, Emily se preguntó de dónde había venido, quién la había llevado antes que Clara, por qué la habían dejado atrás.

Al principio fue algo sutil. Una mirada a los árboles genealógicos en clase de historia. Una vacilación cuando sus amigos hablaban de parecidos con sus padres. Luego, cuando se acercaba su decimoctavo cumpleaños, Emily entró en la cocina con una sonrisa tentativa. «Mamá… ¿te parece bien que me haga una de esas pruebas de ADN? ¿Sólo para ver?»