«No estamos gritando, cariño», dijo, suavizando el tono. «Sólo estamos hablando. Todo va bien» James se arrodilló a su lado, rodeando a Anna con un brazo. «No pasa nada, Anna», le dijo con dulzura. «A veces los adultos simplemente hablan alto. No queríamos asustarte»
«¡Dejad de pelearos!», gritó ella, con lágrimas corriéndole por la cara. James y Susy se quedaron paralizados, con el peso de sus palabras cayendo sobre ellos. Se prometieron que no volvería a ocurrir. Para aliviar la tensión, Susy aceptó a regañadientes hacerse una prueba de ADN.