Era tan pequeña, tan frágil. Le dolía el corazón de amor por ella, pero junto a ese amor había un susurro de duda que se negaba a callar. No ayudaba que ya hubieran empezado los comentarios. El alegre «¿De dónde ha sacado eso?» de la vecina sonaba en su mente como una burla.
Incluso Claire lo había dicho: «Qué raro, ¿verdad?» Las palabras perduraron, convirtiéndose en algo más agudo en las tranquilas horas de la noche. Y con ellas llegó una pregunta que James había intentado evitar. ¿Sería posible? No.