Calder se inclinó más cerca, susurrando casi para sí mismo: «Éste es el día que han estado esperando» Las palabras golpearon a Evan como un mazazo. Quienesquiera que fuesen «ellos», Calder parecía estar seguro de que estaban ahí fuera, observando. Evan sintió que un frío pavor se instalaba en sus huesos, dándose cuenta de que esta mañana se le estaba yendo de las manos.
Finalmente, Evan exigió respuestas. «¿Quién me está esperando? ¿Quiénes son?» Calder no pestañeó. «Gente que ha estudiado tus patrones», murmuró. «Gente que observa» La sencillez de la respuesta hizo que a Evan se le erizara el vello de los brazos. ¿Patrones? ¿Observadores? ¿Cuánto tiempo hacía que alguien supuestamente lo observaba?