Evan dio un paso adelante cuando Calder sacó una caja sellada, perteneciente a su padre, que Evan nunca había abierto. «¡Espera!», gritó. Calder le hizo un gesto para que se apartara. «Acabo de meterla aquí» Cuando Evan abrió la caja, encontró un pesado y deslustrado reloj metido entre las cosas de su padre. Calder se lo arrebató inmediatamente.
Cuando Calder giró el reloj, una llave metálica cayó de un compartimento oculto, tintineando contra el suelo. Evan la recogió, sorprendido por su peso. Antes de que pudiera preguntar nada, Calder susurró con urgencia: «Esto es lo que quieren. Te harán daño por ello. Ahora podemos irnos»