Tras la cesárea, notó una extraña cicatriz. Cuando preguntó al médico por ella, su rostro palideció

Cuando se enfrentó a la empleada de registros, la amable sonrisa de la mujer se endureció. «A veces se pierden expedientes, sobre todo los más antiguos», dijo. Pero su tono carecía de convicción y sus ojos se desviaron. No sólo faltaban papeles. Parecía una limpieza intencionada de un pasado que alguien quería olvidar.

Aquella noche volvió a llamar a sus padres, con la desesperación afilando su voz. «¿Por qué faltan historiales médicos? ¿Por qué parece como si hubieran borrado partes de mi infancia?» El silencio se mantuvo en la línea antes de que su madre respondiera suavemente: «Estás imaginando patrones. No hay nada que ocultar» La dulzura sólo la enfureció más.