Tras la cesárea, notó una extraña cicatriz. Cuando preguntó al médico por ella, su rostro palideció

A veces, en la quietud de la noche, su imaginación se disparaba. ¿Y si la cicatriz no fuera de cesárea? ¿Y si la habían cortado por otro motivo? Había leído historias de pacientes que se despertaban con cicatrices de operaciones a las que nunca habían accedido. ¿Podría haberse convertido en una de ellas?

La cicatriz parecía palpitar con los latidos de su corazón. Cada vez que la tocaba, sentía un leve latido, como si algo bajo la piel se resintiera de sus dedos palpadores. Se sorprendía a sí misma apartándose, temerosa de su propio cuerpo, como si la verdad yaciera enterrada bajo aquella obstinada cresta.