Un granjero encuentra a un caballo desaparecido 8 meses después; cuando se acerca, un escalofrío recorre su espalda

El aire era húmedo y frío, y le costaba respirar. Tenía los dedos agarrotados por el frío y las extremidades pesadas por el cansancio. Sentía que se movía a cámara lenta, cada paso más difícil que el anterior. Pero no podía detenerse. Todavía no. No hasta encontrar a Trueno.

La oscuridad engañaba a sus ojos. Cada susurro de las hojas, cada chasquido de una ramita, hacía que su corazón saltara en su pecho. ¿Era Trueno? ¿O algo más? La mente de Jorge se agitó, llena de imágenes de lobos o cosas peores acechando más allá de su campo de visión.