Heather se quedó boquiabierta cuando Jackie cogió un hacha que estaba colgada en el garaje. Agarrándola con fuerza, Jackie recorrió la casa, destrozando muebles y acuchillando cuadros. Sam y Heather vieron con horror cómo destrozaba su preciosa casa. Rompió ventanas, derribó puertas y destruyó sus preciadas posesiones en un frenesí.
Justo cuando pensaban que su violenta rabieta había terminado, Jackie sacó su teléfono. A Heather se le encogió el corazón: ¿a quién estaba llamando? Con los dedos temblorosos, Jackie marcó un número y se llevó el teléfono a la oreja. Heather miró ansiosa a Sam justo cuando su bolsillo empezó a zumbar.