Le temblaban las manos al hojear las carpetas. Robert O’Hara, siempre meticuloso, lo había etiquetado todo con precisión mecánica. Encontró su expediente -Lucas O’Hara- y lo abrió lentamente. Historiales pediátricos, revisiones, tablas de crecimiento. Luego… «Ingreso inicial: aprox. 4 años» Y debajo: «Hospital de nacimiento: desconocido» Lucas parpadeó. Volvió a leerlo. Se le cayó el estómago.
No tenía sentido. Se le hizo un nudo en la garganta y sintió pánico. Sacó el expediente de Lucy y pasó las páginas con manos temblorosas. Su expediente lo contenía todo: los registros de nacimiento, la hora del parto, una copia escaneada de su partida de nacimiento. La suya era una vida con un principio. El suyo era un expediente que empezaba a mitad de frase.