Aceptó ayudar a Helen en el chequeo del hospital, pero lo canceló en el último momento. «Me olvidé por completo», decía, con voz rápida y distraída. «Te lo compensaré la semana que viene» La semana que viene nunca llegaba. Una vez prometió recoger a Emma del colegio, pero Helen acabó yendo ella misma tras una llamada preocupada de la profesora.
Cuando Lisa finalmente apareció, se rió. «Eres demasiado buena, mamá. ¿Qué haría yo sin ti?» Helen sonrió, pero aquella noche permaneció despierta más tiempo de lo habitual. No es que Lisa fuera cruel. Simplemente era descuidada con el tiempo, con las palabras, con la firmeza de los demás. Helen se decía a sí misma que era el agotamiento, el estrés del trabajo y la paternidad.
