«Eso es todo lo que necesitaba oír» Fuera, la tormenta había amainado. El sol se abría paso en finas franjas doradas sobre el pavimento mojado. Cuando salieron juntas, el aire olía a lluvia y a mañana.
Por primera vez en mucho tiempo, el silencio entre ellos no estaba lleno de culpa o distancia. Era algo más sencillo, algo casi nuevo. «Llevemos a estos dos a casa», dijo Helen en voz baja. Y para ambos, esta vez, casa significaba lo mismo.