Stacey se permitió una pequeña sonrisa victoriosa, saboreando la expresión de incredulidad en sus ojos. Su confianza, su engreída seguridad, se habían desvanecido por completo, sustituidas por una cruda realidad: había sido superado. Ella lo había descubierto y había jugado mejor.
Le sostuvo la mirada un momento más, saboreando la victoria que tanto le había costado conseguir. El apartamento era suyo, real y completamente. Se dio la vuelta y sintió una oleada de orgullo. Había luchado por su santuario y por fin sus esfuerzos habían merecido la pena.