Catherine se quedó junto al lavabo, con los brazos cruzados, diciéndose a sí misma que no debía interferir. Sabía cómo funcionaban estas cosas. Si das de comer una vez a un animal salvaje, se acuerda. Dale de comer dos veces y aprenderá. La dependencia era una sentencia de muerte.
Si el cachorro aprendía a ver a los humanos como algo seguro, volvería a acercarse demasiado al asentamiento. Alguien entraría en pánico. Alguien llamaría a los guardabosques. Y entonces no habría rescate, ni reubicación. Sólo un informe archivado, un dardo disparado, y el problema silenciosamente eliminado del mapa.