Nina se subió a su regazo y ronroneó suavemente, enroscándose en una espiral perfecta. Fuera, los árboles se mecían en la oscuridad, y Lisa no miró hacia ellos. Esta noche no. Tenía todo lo que necesitaba aquí mismo. Seguridad. Calentita. Un hogar.
Nina se subió a su regazo y ronroneó suavemente, enroscándose en una espiral perfecta. Fuera, los árboles se mecían en la oscuridad, y Lisa no miró hacia ellos. Esta noche no. Tenía todo lo que necesitaba aquí mismo. Seguridad. Calentita. Un hogar.