Ahora trabajaba como biólogo, estudiaba el comportamiento de los animales, sobre todo en zonas rurales. Habían compartido veranos embarrados, y aunque la vida los había dispersado, él seguía siendo la persona en la que ella pensaba cuando necesitaba la verdad, no el consuelo.
Ese mismo día le había enviado la foto de la huella sin contexto. Ahora él la llamaba. Ella contestó inmediatamente. «¿Lisa?» Caleb dijo. «He visto la foto que enviaste» Su voz era tensa. «¿Sabes lo que es?»